El Retorno del Pequeño Saltamontes

Así es, recordando esa célebre canción (que ignoro quién la canta) y a pesar de que sé que a un individuo que vive en Ozkarland me vetará en su fiesta por inspirarme en canciones que no son de su agrado para titular mis publicaciones, les comento que tal parece, mis pequeños saltarines, que la vida me está poniendo pruebas que no tenía consideradas y que todo el día de ayer y las primeras horas de hoy han martirizado a mi pobre y cochambrosa mente.

Pues resulta, mis friolentos perversos, que el día de ayer mi sacrosanto padre Saltamontes Mayor me hizo una oferta nada despreciable para incluirme de manera indefinida en sus nuevos prospectos de negocios, ya que necesita a alguien cercano para poderlos llevar a cabo. Este nuevo reto que él tiene depende mucho del crecimiento que le quiere dar a su empresa e innovaría en muchas cosas; el campo de acción estaría ilimitado para su asqueroso servidor y las oportunidades muchas.

Sin embargo, en lugar de darle una aprobación de manera inmediata (que era a lo mejor lo que él esperaba) me quedé callado, me angustié y me puse triste. Así es, me entro un pánico; un pánico que no había experimentado hacía tiempo y que por consiguiente tuve que actuar al decirle "que lo iba a pensar..."

Y es que eso no era lo que esperaba; tal vez ayudarle pero desde lejos, o yo trabajando en otra empresa o teniendo algún negocio; pero el hecho es que mi ayuda sería de manera INDEPENDIENTE a sus preceptos y políticas y no al contrario. Pero bueno, después de esa charla tuve que ir con mi amiga la Chapulina Mayor para contarle todo, fuimos a un café antes de ir al cine y platicando me hizo caer en el veinte: tal vez no sea tan malo trabajar con tus padres. Ella me dijo que mis planes perfectamente los puedo llevar a cabo combinando con el negocio y que mayor flexibilidad tendría a comparación de laborar en algún otro lado.

Me dijo que igual trabajando en Zamora Ranch es más cómodo que estar en Guadalajara Ranch VIP y que ahorraría más dinero para estudiar mi maestría y para todas las cosas que quisiera adquirir. TODO TIENE UN COSTO. Es el famoso costo de oportunidad que tanto aplicaba en materias de economía y que perfectamente puedo aplicar en este momento. Tal vez mis planes sean los mismos: pareja, maestría, dinero, coche, política... pero los caminos para llegar a ellos son los que vayan a cambiar. Y creo que ya tomé una decisión al respecto.

En fin, mis golositos, espero no arrepentirme o ¿ustedes qué piensan?

Y recuerden: No confundan el amor con las ganas de ir al baño